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Disfunción cervical y visceral: la verdadera raíz de los vértigos crónicos

Quienes han sufrido vértigos crónicos saben que no se trata solo de un síntoma incómodo: es una dolencia que afecta el equilibrio físico, la claridad mental y, en muchos casos, la vida cotidiana. Lo más frustrante es que, a menudo, tras muchas visitas médicas, pruebas diagnósticas y tratamientos, el origen sigue siendo un misterio. Desde la visión de la Fiit Concept, entendemos que estos vértigos no aparecen por casualidad. Muy frecuentemente, su raíz se encuentra en una combinación de disfunción cervical y alteraciones viscerales, especialmente relacionadas con el hígado y la vesícula biliar.

¿Qué relación tiene el cuello con los vértigos crónicos?

La columna cervical es una estructura compleja y altamente sensible. A través de ella pasan nervios, vasos sanguíneos y señales que regulan el equilibrio. Cuando hay bloqueos articulares, contracturas o tensiones acumuladas, el cuerpo interpreta información errónea sobre la posición del espacio, lo que puede provocar una sensación de inestabilidad o de que todo gira. Esto no solo se debe a un problema muscular o postural, sino que muchas veces hay un conflicto visceral detrás que está provocando esas tensiones.

¿Cómo puede una disfunción visceral afectar al cuello y generar vértigos?

Desde la medicina natural y el enfoque integrativo del Fiit Concept, se ha observado que muchas disfunciones viscerales (especialmente del hígado y la vesícula biliar) generan reflejos sobre la musculatura cervical. Esto puede manifestarse como rigidez en la nuca, dolor de trapecios, cefaleas o incluso mareos al mover la cabeza.
Cuando el hígado o la vesícula no funcionan correctamente (por exceso de estrés, alimentación inadecuada o emociones retenidas), el cuerpo expresa su malestar a través de vías reflejas. La columna cervical, por su conexión con el sistema nervioso autónomo, es una de las zonas donde más fácilmente se somatiza este desequilibrio.

¿Qué síntomas indican que la causa puede ser visceral?

Aunque cada persona es diferente, hay una serie de signos que suelen acompañar a los vértigos de origen visceral:

  • Mareos acompañados de digestiones lentas o pesadas.
  • Náuseas, especialmente por las mañanas.
  • Dolor o presión en la zona interescapular derecha.
  • Sensación de presión en la nuca o pesadez en los hombros.
  • Dolor de cabeza del lado derecho.
  • Hipersensibilidad al estrés o emociones de rabia, frustración o amargura.

Estos síntomas no siempre aparecen juntos, pero su presencia puede orientar hacia un origen hepatobiliar del vértigo.

¿Por qué el hígado y la vesícula son tan importantes en esta dolencia?

En la visión de la Fiit Concept, estos órganos no solo cumplen funciones digestivas. También están profundamente ligados al manejo del estrés emocional y al equilibrio energético del cuerpo. El hígado es el gran procesador de toxinas, pero también de emociones intensas como la ira o la frustración. Cuando está saturado o bloqueado, se refleja en múltiples zonas del cuerpo, incluyendo el cuello.
La vesícula biliar, por su parte, está relacionada con la capacidad de tomar decisiones, adaptarse a los cambios y liberar tensiones. Su disfunción puede provocar náuseas, palpitaciones, estreñimiento y, en muchos casos, vértigos persistentes.

¿Qué papel juegan las emociones en los vértigos cervicales y viscerales?

En nuestra experiencia, las emociones no expresadas o mal gestionadas tienen un papel determinante. Muchos pacientes con vértigos crónicos han vivido situaciones de conflicto que no han sabido o podido digerir: pérdidas personales, cambios laborales, frustraciones acumuladas o una constante autoexigencia.
Estas emociones no resueltas se manifiestan en el cuerpo a través del sistema nervioso vegetativo, generando bloqueos viscerales y, a su vez, tensiones reflejas en la columna cervical. Por eso, el abordaje emocional es una parte imprescindible del tratamiento.

¿Cómo puede tratarse un vértigo desde casa?

El tratamiento, según la Fiit Concept, debe ser integral, personalizado y profundo. Incluye:

  • Comprensión de las causas emocionales y viscerales del vértigo.
  • Uso de plantas medicinales específicas para hígado y vesícula (como diente de león, fumaria, espino blanco o pasiflora).
  • Cambios en la alimentación para reducir inflamación y facilitar el trabajo hepático.
  • Ejercicios terapéuticos y automasajes para liberar la tensión cervical.
  • Herramientas para reconocer y gestionar el estrés crónico.

Todo esto puede realizarse desde casa con los recursos adecuados y una guía clara, sin necesidad de tratamientos farmacológicos o intervenciones invasivas.

¿Se puede realmente resolver esta patología de forma estable?

Sí. Aunque muchos pacientes llegan con años de vértigos, visitas médicas y pruebas sin respuesta, el cambio comienza cuando comprenden el verdadero origen del problema. Al tratar no solo los síntomas sino las raíces emocionales, viscerales y cervicales, la mejoría no solo es posible, sino también estable y duradera.

Una vía hacia la sanación real

Si has probado muchas soluciones sin éxito, tal vez es hora de mirar más allá del síntoma. Comprender cómo interactúan tu cuerpo, tus órganos y tus emociones puede ser el comienzo de una transformación real. La metodología Fiit Concept ofrece una forma distinta de abordar los vértigos crónicos, poniendo el foco en la persona y no solo en su dolencia.
Puedes conocer más y comenzar a trabajar de forma autónoma con un enfoque integral a través del siguiente programa: Programa online para vértigos y mareos. Incluye todo lo necesario para que comprendas tu patología, la enfrentes desde su causa real y consigas una recuperación profunda y estable, sin necesidad de tratamientos externos continuos.

Junio 13, 2025

Junio 13, 2025

Albi